Porno

La industria de la pornografía en Latinoamérica

industria-porno-latinoamerica

Hablar de Latinoamérica en general, como un conjunto homogéneo de países, cada vez es más difícil. Las diferencias entre diferentes estados se vuelven más obvias que nunca en estos momentos, a nivel social, cultural  y económico. Muchas de estas naciones celebran sus 200 años de independencia y están afrontando los retos de un mundo globalizado que les sugiere una nueva oportunidad. Sin embargo, la situación en algunos países pasa por ser muy compleja, lo que parece frenar ese entusiasmo de los latinos por tener una vida mejor en un futuro cercano. Países como Venezuela o Cuba siguen bajo las directrices de regímenes que, si bien no son lo mismo, han perpetrado una era de pobreza y exclusión que ha afectado a sus habitantes. Otras naciones, como Chile o Uruguay, tratan de convertirse en los motores económicos de la zona, frente a los problemas de Colombia y Argentina, líderes naturales, para salir adelante. La situación sigue siendo convulsa, y el poder de ciertos sectores se hace más presente que nunca.

La religión siempre ha sido importantísima en esta región del planeta, uno de los últimos grandes reductos del cristianismo más puro. Desde los católicos a los evangelistas, los grupos de poder religioso han manejado a su antojo en muchas ocasiones las decisiones más importantes de un país. Han podido estar presentes en la firma de acuerdos, o han llegado a incluir, por pura presión social, ciertas leyes en las Constituciones. La presencia de lo religioso, con la estricta moral que conlleva, se hace imposible de esquivar en este tipo de países. De ahí que en muchos de ellos, la pornografía sea a día de hoy ilegal, o haya una enorme censura con este tipo de contenido sexual explícito. Una guerra que, evidentemente, se tiene perdida de antemano por el empuje de Internet incluso en estos países donde las conexiones no son tan veloces. Ponerle puertas al campo hoy en día es imposible, y mucho menos cuando hay negocios que hacen tanto dinero como el cine para adultos. De hecho, algunas productoras latinoamericanas están empezando a sacar la cabeza en este sector tan complejo, que siempre ha sido dominado por europeos y norteamericanos.

Una industria en crecimiento

Internet lo ha cambiado todo, también en el mundo del porno. La posibilidad de emitir desde nuestra propia casa un show sexual al que puedan acceder seguidores de todo el mundo es una auténtica revolución. La gran cantidad de chicas que han comenzado como webcammers desde sus países latinos demuestra que en estos lugares también hay mucho interés por el porno. Era algo más individualista, o más amateur, pero en los últimos años las productores han empezado a crecer. En Argentina, Chile y México ya había cierta presencia de productoras pornográficas en los 70 y 80, cuando el negocio estaba despuntando. Hoy, cuarenta años más tarde, la tecnología nos permite grabar películas con buena calidad en cualquier lugar del mundo. Y los latinos están empezando a exigir su espacio dentro de este sector.

Actrices diversas y raciales

Cuando hablamos de cine pornográfico, las mayores estrellas siempre son mujeres. Es uno de los pocos trabajos donde ellas suelen ganar más que los hombres, y obtener una mayor popularidad por hacer lo mismo. El motivo es obvio: todavía a día de hoy, el porno sigue siendo visto primordialmente por hombres. Y lo que buscan esos hombres son mujeres ardientes, bellas y sensuales, que no tengan reparos a hacer de todo delante de la cámara. Muchas actrices comienzan trabajando como modelos o haciendo shows eróticos en la red, para pasar luego a grabar algunas escenas para productoras nacionales. Algunas llegan incluso a dar el salto a Estados Unidos o España, donde las actrices latinas son muy apreciadas.

Llama mucho la atención que en el porno latinoamericano haya tanta diversidad racial en cuanto a las actrices, algo que no suele ocurrir en otros lugares. Evidentemente, se busca un perfil de chica llamativa, bella y sensual, pero no se quiere repetir el prototipo estadounidense o europeo. Las latinas tienen sus propias peculiaridades, y aquí se les saca el mayor partido posible. Las hermanas Ortega, por ejemplo, son el prototipo de mujeres latinas exuberantes y apasionadas, y llevan años triunfando en Europa. Muchas argentinas, venezolanas y colombianas han aprovechado su belleza racial para triunfar en Estados Unidos, especialmente en Miami o California, donde los latinos son legión. Las chicas que se quedan en sus países de origen también logran cierto reconocimiento, aunque la industria todavía no es lo suficientemente grande como para hacerlas famosas.

Productoras abriéndose camino

Si bien la situación no es precisamente sencilla en estos países, ni social ni económica, las productoras están empezando a abrirse camino poco a poco. A la sombra de Estados Unidos y Europa, sirviendo en muchos casos como cantera para estas grandes productoras extranjeras, las empresas latinas están empezando a tener su lugar por derecho propio. SexMex es seguramente una de las más importantes del país mexicano, uno de los que más porno consume del mundo. En Argentina está la productora de Lara Tinelli, que lleva ya tiempo haciendo escenas muy interesantes. Algunas productoras independientes también llegan a acuerdos con otras majors como Brazzers para grabar escenas en Colombia, por ejemplo. Así, poco a poco, los latinos están ofreciendo a su público algo propio, para que no tengan que depender solo de las producciones gringas.

Las latinas en el porno internacional

De la misma forma que el mundo latino se ha abierto muchísimo en  los últimos treinta años en la cultura popular, el porno también lo está recibiendo con  los brazos abiertos. La dominancia cultural de este género en Estados Unidos y los países del norte y el este de Europa hacía que los latinos apenas estuvieran representados en las películas. Esto está cambiando a pasos agigantados y en los últimos tiempos, muchas actrices latinas se han convertido en auténticas estrellas a nivel mundial. De Andrea Rincón a Verónica Leal, pasando por Gina Valentina o Amarna Miller (española, pero latina al fin y al cabo), el poder del español cada vez se hace más presente en la industria.

Muchas de estas chicas nacen en países sudamericanos y se mudan a Estados Unidos en busca del éxito. En otros casos, su parte latina llega por la ascendencia, aunque ya tienen nacionalidad norteamericana. Chicas que tienen en común sus grandes curvas y su actitud ardiente, peligrosa e intensa, que contrasta en muchos casos con esa imagen de vecinita ideal que dan las actrices estadounidenses… Chicas llegadas desde todos los puntos de Latinoamérica con una formación ya importante a la hora de ponerse frente a la cámara y dejarse llevar por el vicio. Amantes que están logrando encontrar su sitio en una industria cada vez más amplia, pero igualmente competitiva, donde Internet está marcando las reglas del juego.

Entradas Relacionadas